¿Quién no ha ido a un restaurante, le ha pedido una carta al camarero y al final se ha tenido que levantar por ella? Antes era normal encontrarte en cada mesa una carta o varias, o incluso que estuvieran apiladas en la barra del restaurante, y cuando el camarero ha venido a apuntar la comanda de las bebidas te la ha entregado.
Ahora, con la nueva normalidad, lo que te encuentras es una pegatina con un código QR en una esquina de la mesa. Para quien no lo conozca aún no deja de ser una especie de cuadrado negro.
Pues bien, con ese código tenemos acceso a la carta digital del restaurante. Podríamos resumirlo en que es una clave encriptada que nos da acceso a una aplicación, en este caso, la carta.
Es más sencillo de lo que parece. Tan solo que nos tenemos que adaptarnos a las nuevas demandas del mercado, en este caso ha sido más bien una obligación por parte del Gobierno para evitar el contagio, puesto que las cartas pasan de mano en mano sin una previa limpieza. De esta forma se estaría evitando un gran foco de contagio, medida más que necesaria para todos. Hay que retomar la actividad y hay que tomar un sinfín de precauciones no solo porque sea una imposición, sino también porque se necesita ofrecer seguridad a los consumidores para que estos tengan la tranquilidad de poder ir a un restaurante de manera segura. Los consumidores irán a los negocios donde más tranquilos se encuentren con respecto a las medidas de higiene y seguridad.
El código QR se mira a través de tu dispositivo móvil o tablet, y es válido para cualquier sistema operativo o modelo, sin tener que descargar a priori ninguna app.
Desde tu móvil apuntas con la cámara, como si quisieras hacerle una foto a ese código, y directamente se te abre en tu móvil toda la carta completa, es sencillo, rápido y muy cómodo, casi mágico. Si en una mesa hay cuatro comensales y cada uno puede estar mirando la carta en su móvil sin tener que esperar que unos terminen de leerla para empezar otros. Seguro que en alguna ocasión te habrá pasado que haya habido una carta para muchos comensales.
Lo importante es que al final el cliente no necesita tocar nada y el restaurante no tiene que estar desinfectando las cartas, por lo que todos ganan.
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